Un mundo de amistades
1. Mafalda
La primera vez que escuché de “Política” — ¡esa palabra tantas veces vilipendiada y abucheada como “Mercado común”- fue gracias a Mafalda. Joaquín Salvador Lavado, Quino me presentó a Mafalda, un personaje entrañable, cuestionador y reflexivo, además de un corazón amoroso y empático pues siempre se preocupaba por entender cómo estaba el mundo que la rodeaba.
Mafalda fue la primera filósofa que conocí y el primer personaje que me permitió cuestionar mi mundo. Sus preguntas eran también mis preguntas. “¿Qué es la filosofía?” “¿Por qué el mundo funciona como funciona?” Esta curiosidad filosófica estaba entrelazada y enraizada con su curiosidad política. La noción del Zoom Politikon aristotélica se dejaba entrever sutilmente. Aún recuerdo esa viñeta donde Mafalda busca en el diccionario: “Democracia — gobierno en el que el Pueblo ejerce la soberanía” y las risas intensas al infinito. ¡Qué sentido del humor!
¿Acaso lo que se dice que algo es, en realidad no es? Jhá. ¡Hablar de democracias en Latinoamérica era un tema espinoso desde esas épocas!
Mafalda preguntaba de todo y a todos. ¡Y se indignaba tantísimo con la sopa! A su lado también desarrollé -por imitación- esa aversión por la sopa. Cualquier caldo antes del segundo era recibido con lágrimas y abucheos, donde el plato de sopa se convirtió en un martirio de contundencia política — ¡zas! esa palabra -. Pero mi madre no estaba para paciencias literarias. ¡Zas! Directo en la Paz Mundial de las preguntas — “¡Que me terminas esa sopa y de aquí no te mueves hasta que termines de almorzar! Me he pasado toda la mañana cocinando y no. Así no” -. En un universo paralelo, descubrimos juntas, mi madre y yo, que la sopa representaba a un régimen dictatorial. “¿Qué es una dictadura, Mamá?”
De esta experiencia — tan dolorosamente literaria de mi niñez -, aprendí a no quedarme en la forma, sino ir al fondo. A mirar a lo que apunta el dedo del artista, el firmamento, las estrellas, el Sol, la Luna… ¡el cielo! ¡el Universo! y no quedarme mirando únicamente el dedo, tan plano y tan… tan dedo. A buscar entender los símbolos y las representaciones. Un plato de sopa puede ser simplemente eso: un caldo de verduras y sémola de trigo que se convierte en un proceso de inquisición tortuosa para una niña. Pero también un plato de sopa puede hablarnos de todo aquello que representa lo que te oprime y esclaviza, lo que te causa dolor y que se convierte en un lastre en tu vida, y que está institucionalizado. Dale, una dictadura.
Mafalda me enseñó a pensar…
Mafalda era un maravilloso universo donde la sopa no era simplemente la sopa, y donde los Beatles no eran únicamente un grupo musical de chicos británicos que cantaban yeah yeah yeah. El ensayo gráfico del colegio sobre las invasiones inglesas lo retratan muy bien. El proceso de inculturación. La conquista. El sometimiento ante un Poder vencedor que emerge a lo cultural.
Juntas llorábamos las noticias en el “Noticioso”, y nos uníamos pacifistas a las llamadas de Paz de U-Thant, en dramatismo intenso con sábana de Minnie Mouse hecha túnica, un foquito para simbolizar la Luz y el libro de caricaturas para simbolizar la Cultura. La educación nos ilumina y nos libera.
Junto a Mafalda, me hice amiga de sus sus amigos y al hacerlo se me presentaron innumerables matices de personalidades para entender al mundo de la vida.
2. Susanita
La primera vez que me hablaron de “mirar la vida a través de un rulero” fue gracias a Susanita Chirusi y a sus episodios de telenovela. Esta representación estereotipada de los anhelos de una mujer en las antípodas del movimiento feminista nos presenta la imagen de las expectativas de vida que se hacen plenas al casarse con “el marido”, tener muchos hijitos para poblar el planeta mientras nos preocupamos si nuestra descendencia cabrá en él — ¿existirá el mundo cuando ellos nazcan? válida pregunta en estos tiempos -, tejer roponcitos y hacer más bebés, hablar en dialecto “¡SUNESCAN! ¡¡DALUNA BUSO!!” — madre-volviendo-del-mercado — ocuparnos de las labores del hogar y del polvo infinito que se acumula en la casa y que nunca se termina. Polvo infinito y teológico — “en polvo eres y en polvo te convertirás”.
Si Mafalda es mi primer acercamiento al feminismo, a la equidad de género, y a la liberación femenina; Susanita Chirusi encarna mi primer acercamiento al dramatismo de Telenovela mexicana donde es el hombre el que salva y la mujer la que espera ser salvada. Pero Susanita devela mucho más que esta mirada aún de superficie … es ante todo una niña que quiere formar una familia, que está enfocada en encontrar marido, que nunca podría casarse con un cura por la infinidad de botones que habría que coser en la sotana y porque nunca podría competir con una Suegra tan Divina.
Susanita mira al mundo precioso y armónico con sólo tener zapatitos de charol nuevos. Mafalda seguiría conflictuada porque todavía no proscriben las armas nucleares, pero eso no importa. ¡El mundo es más hermoso con zapatitos nuevos!
Susanita Chirusi es un referente para el estudio de la ética kantiana, el Reino de los fines y el de los deberes. En la aparente superficialidad de Susanita para acercarse a una problemática compleja y doliente como la indigencia y pobreza, ella se hace aquí incluso más vulnerable y real, pues refleja muchas actitudes escondidas que yacen en el subconciente humano. No me quedaría ninguna duda que si piensas en el más grande de los pensadores, éste, definitivamente amaría a Susanita, pues tiene mucho de Humanidad… en crecimiento. “¡Susanita Chirusi! ¡Presente!”
Si amo a Mafalda, es porque también amo a Susanita. ¡Monumental personaje!
3. Manolito
A lo largo de mi desempeño profesional en el “mercado tradicional” me he encontrado muchas veces cara a cara con Manolito. Este es otro personaje entrañable y que me inspira la más dulce ternura. Me es fácil identificarme con la viñeta de la llegada de la preciosa Primavera, los pajaritos trinando, las flores develando su belleza coqueta y aromática, los árboles bailando suavemente al compás de los vientos, el Sol iluminándonos… y ahí está Manolito, ¿aspirando el aroma mágico de la Primavera? No, Manolito está oliendo dinero. Oliendo dónde hay negocios, cómo hacer alianzas estratégicas, reconociendo potenciales clientes. En fin, Manolito hace dinero a través de la Primavera.
Es una imagen simbólica que emerge contundente y poderosa por su mensaje. En el paisaje más precioso de majestad y belleza, Manolito busca sólo una cosa: cómo hacer dinero.
“Almacén Don Manolo vende baratísimo”. Manolito es un experto en marketing, que no deja de perseverar y perseverar en su propósito de hacer dinero y de hacer negocios… Manolito se equivoca, pero ajusta su estrategia para cumplir con su objetivo y es el único de los amigos que sabe lo que quiere ser de grande. ¡La tiene clara! Y por eso es reconocido y respetado entre todos en una viñeta donde todos los amigos lo felicitan.
Una de las más valiosas enseñanzas sobre la Paz y la economía, la recibí de manos de Manolito. En una de las viñetas se aprecia a Manolito yendo con el recado del mercado a casa de Susanita, a pesar de que ambos niños están peleadísimos pues no se soportan el uno ni el otro… pero “los negocios siguen. La URSS y Estados Unidos están peleados, pero siguen haciendo negocios entre ellos”. ¡La economía no para! “con la única diferencia de que el mundo no está harto ni de vos ni de Susanita”, diría Mafalda.
Podríamos reflexionar muchísimo sobre la soberanía de la economía frente a otras circunstancias de crisis social y política. Ahora mismo somos testigos de ello cuando se prioriza el rescate financiero de grandes industrias que representan una pequeña parte de la torta poblacional, cuando la mayoría de personas se encuentra en informalidad de empleo — por lo tanto “aquella prioridad financiera” no los beneficiará -. O por ejemplo, tomar decisiones financieras en base a una errada percepción cortoplacista frente a la inversión en infraestructura en salud o educación de mirada a largo plazo.
A pesar de que Mafalda no nos habló de grandes y monumentales filósofos alemanes de la economía — que leyeron a Hegel -, la crítica económica sobre la inequidad estructural está presente a lo largo de toda “Mafalda”
Felipito, Libertad, Miguelito, Guille. Los amo a todos.
¡Gracias por tanto Quino!
QEPD.